lunes, 12 de enero de 2009

La misma ropa de ayer será el pijama de hoy

Tengo un pequeño problema: me aburro. Y encima tengo los ojos muy cansados y hambre. Un hambre que pide que esta noche pongan en el comedor lo más parecido a un buen sándwich de jamón y queso tostadito o una empanada de esas de verdura que están tela de buenas.
Pero mejor no esperar eso.
Porque llega un momento en el que, como se titula una canción de Tote (aunque en ella él habla de sí mismo), todo se vuelve Demasiado pesado.
Las vacaciones han sido tan buenísimas que una no puede asimilar estar un día paseando de la mano del novio por las Rebajas a estar en clase tomando apuntes de Historia como una loca. ¡Historia! ¡Qué fácil! Y un mojón. El próximo examen no se puede decir que sea de Historia, es de Francisco Franco. Un tema de la Guerra Civil y cuatro del franquismo y toda la peña relacionada con él. Nombres que me confunden y me dan una pereza tremenda.
Yo no sé adónde va la pasta que se deja en mi universidad pero no entiendo, para empezar, cómo puede haber cuatro impresoras entre los tres edificios. Y todavía más apabullante... No soy capaz de abarcar el hecho de que NO FUNCIONE NINGUNA!!!

En fin... Después de rajar un poco, solo me queda decir que han sido unas Navidades preciosas. No he parado de moverme, de ver cosas, de celebrar las típicas fiestas en familia y de ir de un lado para otro siempre con Ale, recuperando todo el tiempo que pasamos separados. ¿Qué más se puede pedir? Reuniones familiares, partidas de trivial, regalos inesperados, cumpleaños de mi niño...

¡Se acabó la clase! ¡Por fin!

¡Un saludo y que tengan una feliz cena y noche!


Pd: el título de esta entrada es un verso de doble V. No sabía qué otro título poner y no me lo he pensado, es la frase que he pillado rondando por mi cabeza en el momento. ¡Adiós!

No hay comentarios: