miércoles, 30 de julio de 2008

Acoso...

...sexual. Michael Douglas y Demi Moore. No tiene desperdicio.

Se trata de una obra de final predecible cuyo desarrollo va intrigando al espectador cada vez más a medida que van pasando cosas.

Empieza con la clásica muestra de una familia feliz: padre, madre, hijo e hija, todos atractivos. Tom Sanders (Douglas) está a punto de conseguir un alto puesto profesional que los haría ricos. Naturalmente, surge el problema: Meredith Johnson (Moore). Tal nombre ya implica cierta influencia: apellido común y nombre de pila bonito y sensual. Todo concuerda con la imagen de una mujer explosiva, inteligente y con mucha labia.

Este bellezón se encargará de perturbar por completo la tranquila vida de Sanders, de forma que, además de quitarle la vicepresidencia, llegue a invitarle una copa y acabe maldiciéndolo por no meterle el pene donde debía. La escena provoca un gran interés y está muy bien situada en la película, ya que introduce enseguida, apenas al principio del filme, una situación de la que se quiere saber el desenlace, un aprieto para el protagonista que engancha y excita. La misma portada de la carátula ofrece sabiamente al público uno de los actos más calientes de ese momento pasional.

Siguiente paso: manipulación, extorsión y chantaje. Meredith le acusa de acoso sexual cuando, claramente, ella ha sido la cerda, porque no merece otro calificativo. Comienza una serie de pasos en busca de la demostración de la verdad en la que se mezclan reuniones, abogados defensores, la mujer de Sanders (Caroline Goodall)...

Su esposa, dicho sea de paso, es una persona algo complicada de definir. No sabría decir si es de personalidad típica o atípica. Se caracteriza por un apoyo incondicional hacia el marido, por encima de la mini-felación que le hizo Meredith. Una gran mujer. Yo no aguantaría eso, desde luego. Me sentiría estúpida y sucia. En fin, no es mi situación, así que prosigamos.

En la primera reunión, en la que se cuentan las versiones de lo sucedido, de la escena candente, la abogada de Sanders ya deja en cierto modo en ridículo a la farsante señorita Johnson, aludiendo inteligentemente a la botella que tomaron, la cual no se vendía en un radio de 800 kilómetros y demostraba que ella lo tenía preparado, por lo que no se trató de un encuentro espontáneo.

Se suceden unas pocas asambleas entre las que se descubren encerronas, trampas para dejar de incompetente al protagonista, pero este las va superando gracias a la recuperación de archivos. Vídeos, grabaciones... Los sistemas informáticos toman relevancia en esta obra. Se aprecia la fascinación por la realidad virtual, a través de la cual entras en otro mundo con sus tres correspondientes dimensiones, pasas tú mismo la información con las manos... Sorprendente.

Evidentemente, Meredith Johnson acaba humillada públicamente y aún así se impone ante Sanders (que, por cierto, es su ex-novio de hacía a saber cuánto) diciéndole que ella había ganado, que le había engañado y le habían ofrecido ya varios altos cargos. Sanders responde con un simple: "quizás sea yo el que te tendió la trampa". O algo parecido. Zas, en toda la boca.

sábado, 12 de julio de 2008

Pirámide de Maslow

Ya que la mencioné en la entrada anterior, por qué no ponerla. No tiene desperdicio. Se lee de abajo arriba, lógicamente.

Reflexión

A veces es necesario escapar a un sitio tranquilo para recapacitar sobre la vida que se está llevando. ¿Cuál es mi situación? ¿Soy feliz? ¿Esto es lo que quiero de verdad?

Si decides seguir adelante es porque te gusta lo que ves, lo que haces y lo que eliges. Si lo haces a disgusto estás perdiendo el tiempo, desechando tu vida y arrastrando a otros con ella, pues te vas volviendo cada vez más viejo y carcamán, más aburrido y estresante...
Cambiar es difícil pero se aprende tarde o temprano. O más bien evolucionar, como dice la frase: "la materia no se crea ni se destruye, sino que se transforma".
Aunque yo ahora prefiero utilizar: "la vida es demasiado corta como para estar siempre cabreado". Porque es una mierda preocuparse y enfurruñarse continuamente por tonterías, uno ya no sabe si se mosquea con los demás o consigo mismo.

Tengo una pregunta existencial: ¿necesitamos a los demás para no aburrirnos?
Evidentemente sí, pero... ¿Hasta qué punto? ¿Dónde está la línea entre la independencia y la sociabilidad? ¿Y cuando se trata de solo dos personas, una pareja que pasa las 24 horas del día juntos?
La peor época para los matrimonios es el verano... Curiosamente, cuando más tiempo pasan teniéndose que mirar a la cara. Se cansan, no saben qué hacer, discuten más por tanto. Que asco. Si estás con la persona que quieres qué más te da lo que hagas. Y si no se te ocurre nada ponte a otra cosa o busca por internet, que no falta al alcance de todos.

Sí, resulta precioso compartir tu vida con otra persona, pero también es verdad que se necesita un espacio propio que permita una mínima autorrealización (escalón más alto de la pirámide de Maslow, por cierto). Ese tiempo de ocio en el que uno hace lo que le gusta y lo que siempre ha hecho, lo cual debe ser aceptado por su pareja, que ha llegado muchos años después a su vida que todo lo que le proporciona ese placer personal.


Cambiando de tema, ayer vi en el cine Posdata: te quiero. Brutalmente triste... pero de una forma o de otra me afectó, me enterneció, me hizo sentir emociones, y eso me encanta. Cualquier cosa te hace experimentar, te hace sentirte vivo... Es maravilloso, que digo, es la hostia ser sensible. Sensibilizarse ante las percepciones, los gestos, las películas, los libros, las reacciones de los demás. Relacionarse, conocer, aprender.


Me imagino que le pasará a todo el mundo alguna vez... Estás tan tranquilo sobreviviendo y de repente un día te pones a pensar y te sitúas fuera de ti, totalmente fuera de ti, convirtiéndote en el espectador de tu vida. Te ves desde fuera y piensas que nada vale la pena lo suficiente como para amargarte. Te das cuenta de que cuando sigues adelante es porque no quieres otra cosa más en el mundo. O, por el contrario, ves que no puedes seguir así y decides cambiar de repente, sin pararte a pensarlo más porque ya te has tirado mucho tiempo retrasando el momento decisivo de dar un giro.
El caso es esa sensación de exterioridad absoluta en la que te despegas de tu jodido ego. En esta frase se resume todo lo que quería decir en la parrafada anterior.


Hasta pronto. Sigo aquí.

domingo, 6 de julio de 2008

miércoles, 2 de julio de 2008

Cuestión de épocas

"Cualquier tiempo pasado fue mejor".
Mentira, lo que pasa es que nunca te acuerdas de lo malo que fue. Cada época conlleva sus retos y sus decisiones, ninguna es mejor que otra. Ahora sí, depende más que nunca de ti.
Estamos en verano. Bueno, estoy en verano. En Jerez no hay mucho movimiento que digamos, no hay gran cosa que hacer, pero me cansa brutalmente levantarme y ponerme a pensar en qué puedo hacer. Incluso me agota despertarme y ponerme nerviosa porque no sé lo que me espera. ¡Ponerme nerviosa en cuanto abro los ojos! Vaya coñazo. Relax. No, la palabra "verano" no implica eso para mí, solo es otra época más con otras oportunidades, situaciones y encontronazos con la realidad.
¿Qué es la realidad? ¿Cuál es mi realidad? ¿La trato tal y como se merece?
Creo que sí. Aunque a veces entro en duda. "¿En qué piensan las mujeres?", se llama una película. Género: comedia, lógicamente. Me gustaría saber lo que piensa todo el mundo. Tampoco todo el mundo, me volvería loca, pero me bastaría con algunas personas de los más distintos estatus y condiciones sociales, conocer sus pensamientos más profundos para intentar comprender algo mejor las relaciones humanas.

Ya solté la paranoia y me he quedado en blanco. Pensar demasiado cansa, no deja vivir.

¡Que viva el verano, joder!