viernes, 30 de enero de 2009

Año nuevo, ¿vida nueva?

(Columna para Géneros de Opinión)

Parece que Oriente Próximo va a dejar de saltar por los aires. Pocos días después del bombardeo de la sede en Gaza de la ONU, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, declara que está "bloqueado y alarmado" por tanta destrucción.

¿Era necesario que la agencia de la organización para los palestinos fuera atacada para llegar a tan brillante conclusión? Puede que la franja de Gaza tenga que ampliarse unos cuantos kilómetros más a base de bombas para que el mundo se dé cuenta del infierno permanente en el que se ha convertido.

No se trata de hacer ahora una investigación a fondo de los responsables de dicho bombardeo la semana pasada; se trata de frenar definitivamente esta situación, poner soluciones en la mesa para que cese la muerte de millones de vidas inocentes, acabar con las disputas por causas religiosas o políticas. No hablamos de víctimas adultas exclusivamente, de hombres afanados en el conflicto, sino de mujeres y de niños. Personas con los mismos derechos que nosotros y un amplio futuro por delante cuyas vidas se han visto truncadas por grupos irracionales y enfrentados entre sí, y dispuestos a llevarse por delante a todo el que se cruce en su camino, culpable o no.

En 23 días de bombardeo, 1.300 palestinos muertos y 25.000 casas dañadas, es decir, un bestial 15% de la población en manos del desamparo absoluto. En menos de un mes se han destrozado millares de familias. Y cómo no, restricción a la prensa. Por suerte, la información se sigue filtrando a través de los medios de comunicación para poner de manifiesto las brutales acciones del ejército israelí.

En medio de esta despiadada campaña, ni siquiera los burros y las vacas se salvaban.

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