miércoles, 12 de noviembre de 2008

Un gramito más de coca, por favor

(Columna hecha para Géneros de Opinión a partir de la noticia "La cocaína resiste las campañas contra las drogas")


Bernat Soria y Alfredo Pérez Rubalcaba, ministros de Sanidad y de Interior respectivamente, se dan por satisfechos con el descenso general en el consumo de drogas según la Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas en España.
Sin embargo, la cocaína se mantiene en su línea a través de los años. Para paliar este fracaso, estos señores recuerdan muy sabiamente que en el caso de las dos drogas más consumidas, alcohol y tabaco, el consumo ha descendido notablemente.
Hablando en plata y teniendo en cuenta que estas dos sustancias son legales, tales datos no resultan especialmente relevantes ni tan siquiera optimistas ante la perspectiva de no haber avanzado en la adicción cocainómana, una de las más peligrosas y que mayor dependencia provoca.
Habrá que confiar en que no solo la dificultad para conseguir las drogas sea la que haga decrecer su consumo, pues se podría pensar que la política gubernativa está llevando a cabo unas acciones tristes y erróneas en la cuestión social.
Se dice que ha aumentado la conciencia sobre la amenaza de las drogas. Tal afirmación debe de basarse en los típicos programas de siempre porque si no, no me explico cómo justifican los señores ministros ese incremento del rechazo hacia ellas. Hablo de esas conferencias en los colegios e institutos en las que un par de sujetos que saben del tema les explican excelentemente y con muchos dibujitos tales efectos, consecuencias y demás parafernalia a los alumnos, mientras estos divagan en torno a sus planes para el fin de semana, que probablemente incluyan algún que otro porrillo con los amigos como mínimo.
A ver, el alcohol está ya muy visto y los ciudadanos quieren soluciones, no reiteradas explicaciones de la situación. ¿Que están bajando los alcohólicos? Estupendo, pero esa inmensidad de jóvenes y no tan jóvenes que se emborrachan hasta vomitar cada siete días sigue ahí, esa cantidad desmesurada de consumidores de cannabis permanece inquebrantable y ese tráfico de drogas potentes dentro y fuera de macrodiscotecas, parques y demás escenarios propicios continúan dándose con toda libertad.
Se pide vigilancia, policía, seguridad, proyectos eficaces de concienciación social. Lo dicho, no más datos, porcentajes y estadísticas, mis queridos ministros. Más soluciones.

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