martes, 11 de noviembre de 2008

Mil soles espléndidos

Una obra impresionante repleta de sensaciones y de datos históricos verídicos y propios de la actualidad oriental, una mezcla de realidad y más realidad plasmada en forma de novela con el dolor y el amor como bases fundamentales. En estos dos factores se asienta toda la trama: el amor, como guía de los personajes principales; y el dolor, como característica que se manifiesta a lo largo de todo el libro con tanta fuerza que envuelve al lector, lo traslada a ese sufrimiento y lo conmueve profundamente.

Para aclarar de qué va la trama, solo diré que se centra en un par de mujeres de distinta edad que han de enfrentarse a una sociedad plagada de injusticias y ausente de derechos, localizada en medio del conflicto afgano-soviético, en el que se enfrentan tanto los dos países aludidos (Afganistán y la URSS) como diferentes grupos sociales dentro de Afganistán (pastunes, tayicos, uzbekos...).

Si la situación del país es deplorable, caracterizada por bombas que afectan a todas y cada una de las familias y por la expansión talibán, la cual ejerce el control total de los movimientos de la población afgana y arremete contra todo el que incumpla una serie de normas (tales como "se prohíbe cantar, bailar, los juegos de naipes, el ajedrez, escribir libros, ver películas y pintar cuadros", sin faltar un apartado especial para las mujeres: "permaneceréis en vuestras casas, no mostraréis el rostro bajo ninguna circunstancia, no miraréis a los hombres a los ojos, no reiréis en público", etc.); el trato al género femenino ya resulta brutal.

Desde la mayor humillación posible a través de los insultos sostenida por la conciencia masculina de poder sobre las mujeres, hasta golpes, patadas, bestiales agresiones contra la integridad física que se consideran allí tan comunes y normales como aquí es salir a dar un paseo. Alucinante, denigrante. Hace falta ser mínimamente sensible para experimentar a fondo las emociones de esta historia.

La recomiendo encarecidamente. Nadie debería perderse este triste e intenso testimonio que nos recuerda que no somos los únicos en el mundo y que nuestras circunstancias siempre son mucho mejores que la inmensa mayoría de las personas que habitan en la tierra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

He leído este libro y es "impresionante"... una llamada a la libertad de todos los creyentes y no creyentes. Sin talibanes "fundamentalistas" pero también sin talibanes "ateos"... que nos dejen pensar en libertad.

frid desde el blog de medio ambiente, saludos.