domingo, 10 de febrero de 2008

...

Mira que el día está bonito pero lo que más me apetecería ahora sería ver algo parecido a la foto. Rayos y truenos que me estremezcan entera, que me metan miedo en el cuerpo, que me pongan los pelos de punta, que me den ganas de quedarme encerrada contemplando el paisaje de la ventana.
Desaprovechar las horas de luz metida en la habitación es un martirio.

Desde que supe que la muerte existe y nos espera a todos y cada uno de nosotros, la temí. Desde hace cierto tiempo era mi único miedo real... O tal vez fuera más bien el hecho de llegar a ella y pensar que no he disfrutado lo suficiente de la vida, no lo tengo muy claro... Bah, no, porque esto ya se verá; la idea que yo tengo de la muerte en sí misma me acojonaba hasta la médula.
Pero hará cosa de entre uno y dos años que, contadas con los dedos de una mano por supuesto, he sentido tales cosas que he pensado: "ya no me da miedo la muerte, en la vida se pasa por demasiadas cosas como para querer que sea eterna". ¿Me ha acabado dando más miedo la vida misma que su fin? No lo tengo muy claro, normalmente tengo muchas cosas que hacer como para reflexionar sobre ello. Tantas cosas que hacer siempre... Así me sentó tan bien anoche tumbarme exclusivamente para concentrarme en una canción de hip-hop. Me pregunto si me siento más viva evadiéndome o enfrentándome a la realidad.
Total, que siempre me ha deprimido pensar en la muerte, siempre me imaginaba hueca, vacía, tristemente inerte e inútil para los restos, nada de cielos, infiernos ni energías. Con el tiempo he ido escuchando varias teorías muy interesantes y más, menos o nada científicas. Ahora no recuerdo muchas, la verdad, es tempranillo para un domingo pero puedo decir que en su momento me entusiasmó tener algo a lo que agarrarme para reducir un poco ese temor.
Sin embargo, ya no veo nada a lo que agarrarme pero no me afecta tanto. Si se me ha dado este tiempo para qué querer ni más ni menos, son ganas de obsesionarse con lo ya inevitable por completo.
Más de una vez me han dicho que, precisamente, como tras la muerte ya se deja de sentir, por qué tenerle miedo, es como una larga siesta (otras personas me han hablado de sus creencias, claro, no todo el mundo ve nuestro final tan vacío como yo; de hecho, sigo esperando pacientemente a encontrar una vía más agradable que la mía).
No me importa no dejar huella en este mundo. Creo que es algo que a todo el mundo le gustaría pero, como vemos, que muy pocos lo llegan a conseguir, un número muy bajo comparado con el resto de mortales a los que la indiferencia mundial les golpea día a día. Mis aspiraciones son altas pero si no logro algo de tal calibre no me voy a deprimir ni a obsesionar. Eso no quita que en cierto momento no confiara en ello, en mi recuerdo a lo largo de un determinado ámbito mundial, aunque sólo fuera a através de unos poquitos... Sí, eso me consoló por un breve tiempo.

Se me han acabado las ideas, voy a desayunar que hay que ponerse a estudiar y me van a cerrar el comedor. Ya seguiré luego, otro día o nunca hablando de este tema, me da una curiosidad enorme conocer otros puntos de vista sobre él... A ver si un día de estos tengo la oportunidad de hablarlo con alguien, mirándole a la cara. Me gusta escribir pero no siempre reconforta relatar cosas a una pantalla.

Buenos días por la mañana.

No hay comentarios: