domingo, 10 de febrero de 2008

¡Microbio!

¡Que eres un microbio! ¿Desprecias a esas molestias diminutas que te atacan de vez en cuando a lo largo del año? Pues tú eres igual, un microbio para el resto de los seres humanos, igual que todos ellos.

Se me ha ocurrido esa frase mirando la fuente de enfrente de la residencia. Ya no me importa que no hubiera rayos y truenos, se estaba muy a gusto con todo el parque para mí y mis apuntes de Comunicación Audiovisual.
Entonces fue cuando pensé que no somos tan distintos de los microbios. ¿Por qué? Porque bien podía haberme tirado al agua y nada en el mundo habría cambiado. Habría afectado a mis parientes más cercanos, claro, pero son tantas las víctimas y las posibilidades de perder a alguien... Vamos, reflexionaba tan tranquila, no tengo instintos suicidas ni ganas de deprimirme.

También seguí pensando un poquillo en la muerte. No todo es tan negativo, alguna vez también pensé en su momento que no me importaría morirme de lo feliz que estaba, de lo plena que me sentía, como si no necesitara vivir más.

En fin, mientras se estudia pasan miles de cosas por la mente... Además de un padre paseando a su bebé en carrito que debía de estar quedándose ciego con el sol el pobre niño pero bueno.

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