domingo, 27 de enero de 2008

El miedo

No he nacido para tener miedo. De eso estoy segura.
Entonces, ¿por qué nos entra tan a menudo? ¿qué nos hace caer en él? Como no seamos nosotros mismos... Las circunstancias son las que queremos, porque de no quererlas se evitan y punto. Y si no se pueden evitar para qué tenerles miedo, ¿no?
Me produce una gran curiosidad ese tremendo temor que nos acomete a veces. ¿Por qué? Creo que por falta de preocupaciones reales... El ser humano en algún momento de la historia, si no es ahora, fue trágico por naturaleza seguro... Muchos de los grandes escritores eran unos amargados y unos deprimidos, se refugiaban en los libros para escapar de la realidad. Para intentar cubrir ese vacío y ese miedo que produce la vida. ¿Escribo para escapar? ¿para desahogarme? ¿porque me gusta simplemente? Quizá una mezcla de todo. Una vía de escape más.
De las vías de escape hablaba ayer con un amigo... Son eso, su nombre lo dice, para evadirse del problema que tarde o temprano tendrás que afrontar. ¿Por qué rebuscar tanto las razones? ¿No se puede querer relajarse y pensar las cosas mejor? ¿Reflexionar sobre los errores cometidos o las cosas a tener en cuenta para llevarlas de otra forma más adelante si se vuelven a presentar? ¿O una tiene que irse a pensar en lo peor? Manda huevos... Todos utilizamos unas formas u otras de entretenernos sin que signifique que necesitamos esfumarnos de la realidad. También existe el aburrimiento. Eso es, la rutina más real que existe: a-bu-rri-mien-to. Y mira que normalmente se tienen cosas que hacer. A lo mejor es por la continua repetición de lo que se tiene que hacer... Claro, ahí está la definición de rutina. Pues como no se acepte normal ser un desgraciado. Gracias a ella son tan especiales los momentos espontáneos que surgen y en los que disfrutas como nadie, sin que sea necesaria una juerga monumental.
El caso, que me he ido del tema, es que el miedo no sirve para nada. Absolutamente nada. Sólo te hace sentir mal, agobiado y te da disgustos. Eso sí que es una pérdida de tiempo. Pero bueno, si llega y te cubre por entero qué se le va a hacer, ya se pasará, a otra cosa, mariposa. Que no se diga que una se estanca en él porque ¿para qué? No tiene objetivo ninguno. Sólo poner a prueba una vez más tu estado de ánimo y tu equilibrio emocional. Pues nada, que vengan los miedos que quieran, que aquí estoy dispuesta a quitármelos de en medio cada vez que haga falta.

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