martes, 4 de marzo de 2008

La auténtica salud

Un fin de semana precioso...
No relataré hora tras hora; me apetece mucho más atenerme a lo mejor, a lo que más me ha hecho reír o más alegría me ha producido, además de anecdotillas curiosas si me da la vena de ponerlas:

Para empezar, carrera a la desesperada por el metro para llegar a tiempo a una Mesa Redonda que trataba sobre las elecciones en EEUU y España, de la que salimos con todo el descaro del mundo para llegar a tiempo a cenar (primer día). Y digo con todo el descaro porque justo cuando nos levantamos un hombre hizo una pregunta, ¿qué pasó? Que en el preciso instante en que la hacía la mochila de Ale se quedó enganchada de la silla de dicho hombre, por lo que no podíamos avanzar para salir de una vez tan disimuladamente como pretendíamos.

Espera en la estación de trenes de la mitad de una de las tardes. ¿Por qué? Porque delante de nosotros iban unos 100 números para comprar billetes. Dimos una vuelta por los alrededores, contemplamos por fuera la nueva biblioteca del museo Reina Sofía y, al fin, compré mi viaje de ida y vuelta de Semana Santa. No quise ni mirar a Ale después, ya que se me había olvidado decirle a la muchacha que me atendió que tenía carnet joven, por lo que tuvo que volver a hacerme los billetes... Un despiste sin importancia, en mi opinión... Jeje.

Compra de unos cascos buenos para desechar por fin los del AVE y dejar de herir la sensibilidad de Ale hacia su querido iPod, que hace meses que está en mis manos. La calidad con la calidad. Y más si se trata de música.

Callejeo por Madrid en busca de los espejos de Álvarez Gato. El primero nos mostró una imagen de nosotros bastante alargados, nada que nos hiciera detenernos mucho tiempo. El segundo ofrecía unas figuras tremendamente aplastadas y gordas. El perfil griego de Ale pasó a ser una nariz aguileña de mucho cuidado xD. Me gustaría tener este último reflejo para reírme más a menudo en mi cuarto. Fue muy divertido y, sobre todo, paródico.
A cualquiera que haya leído Luces de bohemia le sonará el nombre de "callejón del Gato", con sus esperpénticos espejos que deforman la realidad.

¡Película de miedo! Bueno, tú sabes. Darkness. No fue para tanto. Igual me he tirado tanto tiempo pensando que no me gustan nada que se ha vuelto algo psicológico y automático. La idea no me es especialmente agradable, para nada, pero no deja de ser interesante... Claro que en esta ocasión el suspense era lo predominante, a saber cómo sería mi reacción ante una buena sesión de terror. En fin, la variedad es lo mejor, y se puede sacar cierto trasfondo hasta de la película más ridícula/horrenda/asquerosa. No, no por eso voy a ver Hostel.
Otra película de género bien distinto fue Lucía y el sexo. Entretenida. El argumento es bastante evidente a partir de tal título, así que ahí lo dejo.

Paseo al atardecer por el Palacio Real y los jardines de Sabatini. El cielo se tornó sucesivamente rojizo y oscuro a medida que se abría paso la noche y las luces se hacían notar. Ale y yo quedamos en que dentro de un tiempo haríamos nuestra vida en aquella mansión. Vaya caminata habría que darse para llegar al cuarto del niño/a en el otro ala...
En los jardines destacaban las fuentes y las características formas de los arbustos. Perfectos para contemplar el Palacio Real a través de los árboles, sentarse en un banco a leer un libro y, dicho sea de paso, tomarse alguna que otra droguilla blanda. Es lo que tienen los parques. Yo no, yo sigo tan sana como siempre, evidentemente.

Obra de Hamlet en el teatro Réplika, 12 euros. Me encantó. El escenario era mucho mejor que el de otra que vi hace unas semanas y los actores interpretaron su papel con mucho ímpetu y gracia... en el sentido habilidoso de la palabra, claro, la obra no era más trágica porque no podía. Se merecieron el aplauso.
Hay que decir que Ale me llevó guiándose por el mapa de metro y calculando el norte, que se sentía muy orgulloso él de esto como para no contarlo :) ;).

Una tercera película, Munich. No resulta tan hermoso el hecho de verla, para nada comparado con lo que estoy pensando y que ahora os diré, como la escena: el portátil encima de la silla frente a la cama, cajas de pizzas al lado de la cama (que menudo sangrazo con el Telepizza a domicilio...), mi barriga llena y yo tumbadas con la cabeza apoyada en la pierna de Ale y este medianamente recostado también entre la cama y la pared, con un cojín por medio, claro. Lo mejor, manos entrelazadas y sonrisas furtivas entre secuencia y secuencia...
No terminamos la película. No por nada, teníamos sueño. En serio.

Almuerzo en el chino de villa. A punto estaban de cerrarlo, pero nos dejaron con la condición de "rápido". Las prisas no van conmigo, prácticamente comimos con la familia de allí. En mesas separadas pero al mismo tiempo. Para variar, no pude acabar con todo... Estos menús... Hablamos de la alimentación del hombre. Más concretamente sobre la necesidad, o no, de que consuma de todo para su salud y su supervivencia.


Como se puede ver, he acabado escribiendo la vida y más. Excelente. No me agrada limitarme a la hora de escribir. Que se plasme lo que pase por mi mente, hombre, y más de unos días tan llenos como estos. No digo de qué porque no hay palabras, simplemente llenos... Bueno, sí sé de qué, de felicidad.

Pd: el título de esta entrada se debe a un curioso vídeo del youtube cuyas palabras exactas no sabría decir... Un buen hombre habla de sí mismo en relación con las drogas y así define su consumo. Me gustaba y he decidido ponerlo. El hombrecillo es para reírse, vamos, todo convencido de sus argumentos. Merece la pena. A ver si lo pillo por ahí.

Pdd: repito, días llenos de felicidad :D.

2 comentarios:

Lord Silas dijo...

:)

PD: No paro de pensar en ti, Lover!!

Oreste dijo...

Ciao Maria, un saluto da Roma. Ciao