domingo, 9 de marzo de 2008

Los sueños van de viaje

LOS SUEÑOS VAN DE VIAJE

(Reportaje para Géneros informativos e interpretativos en prensa)

Aventuras, fantasía, intriga, hechos reales, amores incondicionales y guerras sin fronteras acompañan a los lectores españoles a la hora de permanecer durante una, dos o tres horas al día en autobús o metro. En cada vagón vemos como mínimo a un par de personas concentradas en sus historias bien para no aburrirse o bien porque se consideran verdaderos amantes de la lectura.


El género literario más extendido es la novela, gracias a su ficción descriptiva cuya trama engancha a los lectores y les hace seguir leyendo en busca del desenlace. Una buena obra en prosa con la acción como elemento principal abre por completo el horizonte de las personas dispuestas a descubrir el mundo de las palabras y a embarcarse en historias que les alejen de la realidad o, por el contrario, en el caso de las novelas basadas en historias reales, que les permita conocer verdades existenciales a través de un lenguaje más culto y suave que la dura realidad, es decir, el lenguaje literario.


Dentro de la novela, la histórica es la que obtiene la mayor atención por parte de los lectores, debido a su vivacidad y a los conocimientos más o menos verosímiles que aporta sobre una época lejana en el tiempo. La oportunidad de saber sobre las costumbres y acontecimientos de otra etapa de la historia prevalece sobre las demás obras de este género.


En un segundo puesto se sitúa el thriller, palabra procedente del inglés que significa novela o película de suspense. Se trata de un género en el que predomina la incertidumbre, la presión y la búsqueda de emociones fuertes a raíz de un crimen. Se da tanto en la literatura como en el cine.
Estas conclusiones sobre las tendencias literarias se basan en una serie de entrevistas realizadas durante una tarde que pasamos en metro, el transporte público más concurrido de Madrid. Pasando a la acción y a la escena en directo fue como obtuvimos el testimonio de quince personas que tenían en sus manos un libro.


En primer lugar, averiguamos que a la mayoría le gusta leer para entretenerse pero pocos se consideran verdaderos amantes de la lectura. Todos respondieron que prefieren la novela antes que cualquier otro género excepto Mercedes, peluquera, que nos contestó que se inclinaba por los temas espirituales aunque en aquel momento leía Roselynde, una historia de la época medieval cuya portada se esforzaba en ocultar, ya que ofrecía la imagen de un hombre besando el cuello de una mujer. Esto suponía un motivo de vergüenza para ella a la vista de la gente que le rodeaba, por lo que trataba de mantener el libro abierto o guardado en el bolso. Así, objetamos que del tipo de libros que leen las personas y, en especial, sus reacciones ante ellos podemos deducir fácilmente rasgos de su personalidad, además de sus gustos literarios.


Los temas de los libros eran de lo más variado: desde la intriga de Yo mato, en la que el asesino mata a sus víctimas a través de retorcidos ritos, hasta Los pilares de la tierra, ejemplar muy conocido y ambientado en la Inglaterra del siglo XII, pasando por novelas románticas como Rachel se va de viaje o aventuras de piratas con El corsario negro.


Volviendo a nuestra excursión bajo tierra, solo dos de las quince personas entrevistadas respondió que le era incómodo leer en el metro. A su vez, al preguntarles si pasaban mucho tiempo en el transporte público, todos contestaron que no, que alrededor de una o dos horas al día que aprovechaban para leer, ya que la inmensa mayoría de ellos no tenía tiempo para dedicar a la lectura en su horario de vida normal.


Profundizando en la encuesta, por una parte hablamos con Carmen, agradable mujer de mediana edad, quien afirmó que se quitaba horas de sueño para leer a pesar de no tener tiempo suficiente. De esta forma alcanzaba a leer unos dos o tres libros a la semana. Este el caso más destacado de amante de la lectura de toda la encuesta.


Por el contrario, Jose Luis, joven que accedió a respondernos tras un breve titubeo, manifestó que leía simplemente para no aburrirse en el metro pero que no tenía costumbre de emplear su tiempo en los libros. Le hallamos leyendo Vitaminas matemáticas, título que relucía en la portada junto con la frase Cien claves sorprendentes para introducirse en el fascinante mundo de los números.


Respecto a la cantidad de libros al mes que nuestros lectores alcanzan a leer, superan en número los que leen entre uno y dos libros que los que sobrepasan esta cifra, con excepciones como Jose, promotor comercial que alcanza hasta cinco libros, o Debora, estudiante francesa de teatro que llega incluso a los diez libros al mes.


Casi todos los encuestados han llevado desde siempre un libro para sus desplazamientos en transporte público, para las idas y venidas de cada día que necesitan ocupar en algo medianamente productivo. Solo María, estudiante de educación infantil, nos contó que llevaba libro desde que se lo había aconsejado un amigo.


Como anécdota curiosa, la última pregunta de nuestra entrevista consistía en si se habían pasado de parada alguna vez de tan enfrascados que iban en sus pequeños mundos impresos en papel. Para nuestra sorpresa, a ocho de los quince sí les había ocurrido, es decir, a más del 50% de las personas del sondeo realizado.


En resumidas cuentas, aunque la costumbre de leer esté decayendo conforme se desarrollan las nuevas tecnologías, vemos que cierto porcentaje de la población se presta a valorar el tiempo que pasa en transporte público como una apreciada oportunidad para dedicar a una sana, entretenida y educativa actividad como la lectura, cuyos testigos de su provecho son personas tan corrientes como Mercedes, Carmen o Jose. El placer de dedicar esos forzados periodos de viaje al día a un libro, a uno de tantos millones de sueños de algún escritor empedernido, para hacerlos más llevaderos, les permite encontrar un hueco en el que alimentar la imaginación y la conciencia de lo ajeno, un espacio temporal en el que desconectar del mundo exterior y abrirse paso hacia la bella mezcla de ficción y realidad.

No hay comentarios: