miércoles, 28 de mayo de 2008

La vecina tiene la música puesta alta. Me apetece bailar. Me he imaginado tumbada sobre la arena de la playa con el agua pasando por debajo de mí y con los ojos cerrados, totalmente relajada. Lo malo es que cuando los abro me encuentro de nuevo con los apuntes que me cuesta la vida que me entren en la cabeza, no sé muy bien por qué.

Me gustaría tirarme donde pudiera, si no es la playa que sea el césped... Pero donde no tenga paredes alrededor, donde pueda escuchar música y soñar despierta, perder el tiempo. Sí, me muero por perder el tiempo en vez de aprovecharlo tanto, estoy cansadísima de sacarle tanto jugo al maldito tiempo, quiero pararlo... No, eso no se puede, quiero parar yo. Ya queda muy poco y nunca acaba de llegar.

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