miércoles, 16 de abril de 2008

Las prisas nunca fueron buenas

No sé cómo ver a las emociones fuertes. Normalmente se relacionan con el entusiasmo, con la novedad, tal y cual, pero para mí esta semana ha sido tan acelerada que no sé qué pensar. Por una parte me gusta tener el tiempo ocupado; por otra, la rutina es aburrida; después, un día surgen miles de planes por la cabeza que, de verse posibles, una no es capaz de situar la mente en otra cosa; luego, la decepción por no conseguirlos puede ser tremendamente aplastante xD(jajaja).

Yo los he logrado. Todo lo que quería para el resto de la semana (y la que viene) está en mis manos. ¿Saldrá como pretendo? Ni idea. Mejor no esperar nada. Ni siquiera pensar mucho. Solo disfrutar y aprovechar.

¿Por qué las prisas nunca fueron buenas? Porque pierdes el control por su culpa. No te dejan verlo todo tan claro, te nublan, te agobian, te presionan. Posteriormente se recuerdan con cierto humor pero mientras tanto no veas. Y sus consecuencias pueden costar caras. Yo las odio, no me permiten reaccionar con claridad, me enturbian, me paralizan. Menos mal que

Todo esto viene al caso porque ayer mismo decidí ir mañana a Jerez. Así, zas. Dicho y hecho. Ve a por el billete, 80 números de espera por delante en la estación, estudia mientras los exámenes, el hambre de la hora de la merienda acechando...
En fin, mañana por fin, después del exámen de Comunicación Escrita y del de Análisis, uno detrás de otro, puerta. Que ya toca relajarse. Y la semana que viene... Ya escribiré para entonces ^_^, ahora toca acostarse prontito. Me encuentro bastante cansada pero contenta. La satisfacción es maravillosa. Sobre todo con una misma, evidentemente. No hay nada como el "trabajo" bien hecho.

¡Buenas noches y feliz resto de semana!

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